-
Imbawi estaba casi petrificado. Su respiración era acompasada, controlada y suave. Nada podía alejarlo de aquella visión majestuosa co...
-
Era más de las tres de la madrugada y en Madrid llovía a cántaros. Había celebrado mi cumpleaños veintiocho yendo de copas con algun... -
El tren se movía lento, al igual que mi memoria. El desierto abrasador del norte de Chile envolvía la máquina y sus vagones. El crónic... -
Wenuweke corría muy rápido por aquel bosque húmedo de Trapananda. Su piel gruesa no lograba aislar la sensación de humedad que t... -
En esa antigua calle de Santiago poniente los árboles eran añosos, robustos y frondosos, las casas, de techos muy altos, lucían pequ... -
Cuando era niño vi un pedazo de una película que se me quedó grabada hasta el día de hoy. Se trataba de un lisiado que vivía en un edifici...
-
De vez en cuando la vida se ensaña con nosotros, nos da un escarmiento y nos mutila cercenando ilusiones o realidades construidas y a... -
Un cortejo fúnebre con un cajoncito blanco, signo inequívoco de que se había ido un angelito, era presagio de un mal día ... -
- Y tú!, ¿de qué color estás vestida hoy?... - No lo sé, ¿y tú? - Tampoco… Dicho esto, ambas sombras siguieron conversando de otras...
-
Salí algo contrariado de la sala de clases. Enfilé rápidamente mi auto hacia mi departamento, tenía que llegar antes que se fuera esa noc...
No hay comentarios:
Publicar un comentario