jueves, 16 de abril de 2020

Virus


Desperté asustada por un golpe seco en mi cabeza. Un Cristo crucificado cayó fuerte y certero en mi frente, dejando una pequeña herida sangrante. El ruido atronador hizo que me incorporara más ágil de lo que podría imaginar, pues mis huesos ya entumecidos, habían sufrido el paso de los años. De repente todo empezó a moverse y a caer elementos que no supe identificar. Como pude, rezando lo poco que sabía, llegué al dintel de la puerta donde me quedé quieta y muda. Solo mis oídos escuchaban el ruido ensordecedor y gritos pidiendo ayuda…

La virulencia de una nueva noche infernal se reflejaba en los cristales de cada una de las ventanas del balcón que aguantaban estoicamente las detonaciones vibrando con violencia sin quebrarse hasta entonces.
Recordé que el teléfono celular estaba en la recámara. Corrí por él, esta vez tenía la ya  cargada con la aplicación que me sugirió Ahmed para tener información coherente y veraz de donde vendrían los ataques. Una gota de la sangre de mi frente cayó en la pantalla justo en el instante que un nuevo estruendo, proveniente desde el centro de la ciudad. El cuarto se iluminó por completo antecediendo un nuevo sismo provocado por el bombardeo. Apreté la app en el celular e inmediatamente arrojó una alerta que tenía el dibujo de una gran llama roja con el texto Ataque Aéreo en curso VAL  parpadeando, al apretar el ícono de la información apareció el escudo de la confederación Coimbra. Eran muy poderosos y sus naves aéreas también tenían la capacidad de transportar grandes bombas de Geo Killer  programadas para dar de manera certera en los blancos geológicos existentes: Generaban poderosos terremotos alojados en las placas continentales (como era en este caso), detonaban erupciones volcánicas encadenadas, provocaban maremotos de dimensiones gigantescas o tornados grado 6 a 8. Daba la impresión que matar a civiles inocentes a través de “fenómenos naturales” era menos macabro que la exterminación.

El virus estaba desatado en más del sesenta por ciento del mundo y a los seis meses de su inicio ya había matado a más de dos millones de personas de todo el planeta. Las investigaciones de la Organización Mundial de la Salud y de los principales conglomerados farmoquímicos habían evaluado que, para enfrentar una nueva pandemia de estas proporciones solo se controlaría si la población mundial no superase los 3.000 millones de personas, esto sumado a los cambios y radicalizaciones del calentamiento global más las mezquindades políticas y ante la imposibilidad de determinar un único frente común, se provocó la división y la creación de cinco mega-fracciones mundiales que combatirían entre ellas.
La muerte de los habitantes de las otras confederaciones era el objetivo uno, el segundo sería invadir y poblar África, continente que por sus condiciones climáticas era y sería inmune a la gran mayoría de virus y pandemias.
El hito Cero de esta Multiguerra  había sido eliminar de raíz el foco. El país donde se había expandido como reguero de pólvora.
Italia había sido eliminado del mapa por las fuerzas especiales de la ONU, el OMS y otras organizaciones extremistas.  En una determinación sin precedentes, ilógica y cruel se había asesinado a casi 60 millones de humanos además del mayor patrimonio cultural y artístico de la humanidad.
La perentoriedad era bajar la población del mundo a 3 mil millones en un año.                      
Estas Confederaciones habían nacido inicialmente por las vecindades fronterizas, pero posterior a lobbys, promesas, pagos y acuerdos se habían acoplado países de otros continentes, costumbres y religiones. El objetivo era no sucumbir y ser una de las Confederaciones destinadas a mantener el gen humano en la tierra, aunque, ninguna saldría ilesa.
Yo estaba esta noche en Valparaíso, Sudamérica, continente que por completo estaba aliado a Centro América, México, España, Francia, Alemania, República Checa, Portugal, Indonesia, Filipinas, Arabia Saudita y otros países árabes . Era la Confederación Euroamericana, representando a algo más de mil doscientos millones de seres.   
Coimbra  era la alianza de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia, países bajos, Gran Bretaña y otros de Europa central. Aglutinaba casi mil millones de almas.
Otra coalición que defendía a otros mil millones era Ram 5 que lideraba Rusia más todos los países de Europa del Este, Turquía, Vietnam, Irán, Irak, Afganistán, Corea del Norte y otros menores.
La cuarta coalición llamada Tigre Blanco,  era la unión de la India con Japón, Oceanía y países vecinos que defendía a más de mil setecientos millones de habitantes.
La quinta no necesitaba nombre de fantasía, la quinta era simplemente China y sus mil cuatrocientos millones de habitantes
A los sesenta y nueve años, pese a haber intentado jubilar en dos ocasiones años seguía siendo corresponsal de guerra “Senior” por  la experiencia que había acumulado en todas las guerras que cubrí desde mi juventud: Afganistán el 80; Malvinas el 82, la Guerra del Golfo el 91, Kosovo el 99, Irak 2005, Libia, Siria, Yemen…muchísimas, pero esto superaba todo, esto eran masacres planificadas por mentes perversamente preparadas. No había bandos buenos, todos eran malos, todos tenían solo un objetivo: Matar
Terremotos, erupciones, maremotos, inundaciones, pestes y sunamis eran detonados por las confederaciones en las naciones. Perú y Ecuador habían perdido casi medio millón de habitantes por un mega maremoto, otro millón de muertos en el sudeste asiático, volcanes extintos desde hacía miles de años habían borrado de la faz de la tierra islas pacíficas y paradisiacas con sus habitantes, tres megatornados habían hecho desaparecer casi por completo los Estados de Georgia y Tennessee al sur este de los Estados Unidos, inundaciones de proporciones impensadas ocurrían en Euzkadi, la franja de Gaza, Jordania, Cisjordania y los altos de Golán habían tenido un terremoto grado 9,2 con miles de miles de muertos. Además, el virus mataba cincuenta mil humanos por día. Las cifras eran terribles.
Desde el día cero, Italia incluida ya habían menos de 300 millones de habitantes en el mundo, pero eso era poco más de un 5% de la meta.

El terremoto duró algo más de cinco minutos, la ciudad de Valparaíso al oeste de Santiago había resistido el embate pero por poco tiempo. Otra bomba Geo Killer y todo se venía al suelo.
Bajé las escaleras saltando de dos en dos los escalones y tomé mi jeep que estaba estacionado en la calle lateral. Amhed mi fotógrafo llegó en el mismo instante en el que daba la marcha atrás. Teníamos que ir al puerto y tomar la lancha que nos llevaría al Portaviones Marsella en la costa chilena. Desde ahí podría enviar toda la información sin obstrucciones o sabotajes. Mi canal obedecía a la coalición Euroamericana y yo era española de nacimiento, aunque por años había trabajado en Estados Unidos, esta vez tuve que tomar partido y lógicamente lo hice por mi país que era parte de una de las coaliciones fuertes.
Las calles de la ciudad puerto de Chile lucían trozos de mampostería caídos desde lo alto de los viejos edificios, pero aún así eran transitables, La luz se había ido, probablemente el agua también. En solo diez minutos bajamos corriendo en el molo 4 y Amhed se me adelantó para desamarrar la lancha y darle ignición a los poderosos motores Evinrude.
La lancha brincó y hecha un celaje nos condujo mar adentro. Una nueva detonación nos hizo mirar hacia atrás. Esta vez el Geo Killer había sido muy certero, el terremoto parecía superar los 10 grados y Valparaíso frente a nuestros ojos comenzaba a desaparecer en una nube gigantesca de polvo. Un millón de personas serían marcadas con un “delete” en los mapas de las coaliciones en guerra. Nada más importaba que ese fatídico número bajara de 7.500 millones a 3.000 millones de habitantes en la superficie planetaria.
Desembarcamos en el Marsella al momento que las alarmas de un posible ataque contra nuestros territorios sonaban. Activé la app: Ataque Quimico BA – Hora Estimada 02,46, esta vez el ataque provenía de la coalición Tigre Blanco
Siguiendo el protocolo, solicité el voucher Trip y se me autorizó junto Amhed. Viajaríamos desde allí directamente a Buenos Aires. El viaje nos tomaría solo 25 minutos en uno de las aeronaves eólicas de la armada Euroamericana. Viajaríamos con veinte oficiales a cargo de una Coronela francesa. El objetivo de acudir no era ver el ataque, sino ver in situ un innovador método de defensa, desarrollado por la coalición europea de la Confederación, pero que aún no había sido usado. El “Screen”
Buenos Aires estaba en estado de sitio y las sirenas anunciaban el ataque cuando desembarcamos a las 01,15 de la mañana. Una nube gigantesca cubría la ciudad. Este ataque químico estaba dirigidos a atacar el sistema nervioso central y la red neuronal del individuo, exacerbando en él los más bajos instintos humanos, enardeciéndolos y generando odios, peleas y rencores entre ellos, era una cepa de alto costo desarrollada por japoneses y la habían usado – a modo de prueba supuestamente – en una isla del Caribe logrando la muerte por asesinatos y suicidios de un cuarenta por ciento de sus habitantes. Por su enorme costo era probable que la usaran una o dos veces, y esta era una muy importante. El efecto duraba entre 7 y 10 días por tanto generaba una escalada muy difícil de controlar. Desde Santiago, Ciudad de México, Sao Paulo, Asunción, Bogotá, Frankfurt, Manila, Madrid y Barcelona habían llegado poco antes que nosotros más de doscientas pequeñas naves del tipo drones insonoros que estaban a la espera de la alarma, los que aplicarían el plan de defensa preparado por Euroamericana. Era enmascarar invisiblemente el cielo de la ciudad antes del ataque. Solo había una hora y media para cubrir Buenos Aires con aquel screen delgado. Vi a la Coronela bajar dando inmediatas instrucciones a todos los destacamentos allí reunidos. Ella hablaba francés, pero no era obstáculo, cada uno tenía su traductor digital y escuchaba las instrucciones en su idioma natal.
-        Amhed, saca fotos, muchas fotos – indiqué a mi compañero mientras los soldados corrían a sus puestos de operación – y despáchalas de inmediato a Redprep, esto puede marcar el inicio del final… malditos japoneses y sus toxinas!
En dos minutos todas las naves, 120 ó 150, salieron perfectamente direccionadas en diferentes pero planificadas orientaciones a una gran velocidad. El zumbido del film expandiéndose sobre el cielo bonaerense fue similar a cientos de carretes de pescar desenrollando la lienza. Los mini helicópteros manejados con destreza por un computador central operado por algunos de los soldados llegaron a sus respectivos destinos en cosa de minutos. La seda o film estaba expandida los 203 kilómetros cuadrados de la ciudad y con una temperatura de 17 °C y el viento sur a 18 km/h con una humedad del 97 % podría resistir el peso del químico y posteriormente destruirlo molecularmente.
La espera comenzó. Buenos Aires dormía.
Aproveché ese período para entrar a mi ordenador y ver el resumen de los acontecimientos que habían sucedido recientemente o que estaban aconteciendo en ese instante
Redprep (01,55 hrs) : China ataca ciudad emblemática rusa
A miles de kilómetros de distancia, específicamente sobre la ciudad de San Petersburgo en Rusia el frío alcanzaba su peak más alto en toda la historia llegando a una temperatura de - 42° Celsius. Ya había más de 100 mil muertos por el efecto de ese invierno provocado por las armas desarrolladas por los científicos de la Confederación China
Redprep (02,12 hrs): Euroamericana crea en Filipinas, su aliado asiático ataque a India
En Nueva Dehli, ciudad de 22 millones de habitantes, una plaga de mosquitos provenientes de Filipinas están contagiado a más de la mitad de la población de la capital india con malaria. Se prevé que un porcentaje no menor de los contagiados morirían de paludismo inoculado en los insectos generados por los científicos alemanes, franceses y argentinos de Euroamericana

Redprep (02,31 hrs.) Ram 5 ataca con bombas a Australia.
La confederación liderada por el gigante del norte de Asia estaba bombardeando con naves de las Fuerzas Aéreas de Turquía y Corea del Norte la ciudad de Melbourne con más de 5 millones de almas. Las fuerzas aéreas rusas e iraki hacían lo mismo en Sydney.

A las 02,46 de la madrugada la gigantesca nube que había cubierto la ciudad de Buenos Aires comenzó a emitir millones de minúsculas gotas gasificadas invisibles a la vista. La emisión de los miles de hectólitros de toxina había comenzado. Todo empezó a vibrar, Amhed y yo nos encontrábamos en el mirador de la Avenida 9 de Julio cuando comenzó.
-        Tere, Tere…- Esa voz invadió mi cabeza-
-        ¿Qué pasa Amhed? – contesté dando vuelta mi rostro hacia la voz. No me encontré con la aceitunada piel de mi fotógrafo, en vez de él era el rostro blanco, de ojos celestes, lentes de montura plata y cabellos canos de Javier, mi esposo
-        Tere, ya terminó me dijo. Podemos irnos a casa – dijo con una sonrisa –
-        ¿Qué pasó Javier? –pregunté enderezándome y viendo que estaba sentada en una sala de espera de tubos fluorescentes abrazada por mi marido -
-        Nada mujer! Que no hemos sido infectados, que estamos sanos – dijo abrazándome más fuerte -
-        ¿Y el temblor de hace un rato? – Pregunté
-        Ah eso, solo fue un temblorcito grado 3 ó 4…¿Lo sentiste dormida?
-        Si, muy fuerte
-        Te estaban haciendo el examen mi amor, vieras todo lo que ha pasado en esta última hora en esta urgencia mientras tú dormías plácida…estabas en la camilla y con el temblor hasta se cayó un termómetro en tu frente y ni te inmutaste – Comentó sonriendo con ternura Javier indicándome lo alto de un estante donde supuestamente habría estado el instrumento
-        ¿Y nada más? – pregunté mirando la tele de la sala de espera con las noticias de la pandemia.
-        No amor, nada más. ¿Vamos a casa?
                            
RCM
18/03/2020

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