Ministro Noé
No me deja tranquilo jamás. Siempre anda con ideas y
proyectos que a nada conducen, pero es el jefe, el presidente y hay que hacer
lo que él determina…Putas, lo peor es que uno hace la pega y después el lindo
aparece pavoneándose frente a la prensa como si él fuera el que hizo todo.
Esta vez el absurdo de su solicitud me hizo preguntarle si estaba seguro más de
tres veces, en una de esas la señal del celular me estaba jugando una mala
pasada. No fue así, después lo corroboró en un wasap.
Construye un Motel muy grande me dijo, de dimensiones casi gigantescas, con
unas quinientas habitaciones para que todos puedan entrar a coger a sus anchas.
Más encima la creatividad desatinada del jefe en sus aires de divo divino me exigió
construirlo en el último piso del Costanera Center. ¡A más de ciento ochenta
metros del suelo!
Como si los materiales de construcción fuera muy fácil trasladarlos por la
misma mierda.
Al menos había presupuesto. La Contraloría había dicho que no había restricción
presupuestaria para este proyecto del Presidente, así que hice como que
licitaba pero le di el proyecto a los amigos de Molina Morel a cambio de alguna
cosita poca. La construcción allá arriba costaría varios cientos de millones de
dólares, por la altura y también por la urgencia. Me extraño que Paullman ni
chistara.
La construcción fue rapidísima. Ya se acercaba la fecha de
la inauguración y estaba pensando pedirme una semanita sin goce de sueldo para
irme a Miami, cuando un nuevo llamado del jefe
me descolocó.
- Hola guatón – me dijo - Ahora tenís tres días para llenar el Motel de parejas.
Lo único que faltaba es que más encima me dedicara yo a buscar las parejas de
amantes que coparían el Motel en la inauguración. Y lo peor es que no eran cualquier
pareja, tenían que ser elegidos y seleccionados. Yo cacho que el jefe es medio raro. Anda solo para
todos lados, pero igual le gusta la gueaita…
Con respecto a los pasajeros del motel me exigió diversidad
y pluralismo, argumentando que debíamos extirpar de una la xenofobia, la
homofobia y cualquier otra fobia del mundo y él como ama las portadas y las entrevistas
me pidió de todo un poco, ojalá todas de
diferentes razas, weones bien hechos,
minas ricas y buenas pal puntete.
Así empezó el reclutamiento.
Blancos tipo chilensis; ni un problem Boss.
Blancos eslavos, con un par de Elmer de camisa blanca zafé rápido.
Blancos hugonotes en el Club Manquehue agarré un par sin drama. Los gringos los
encontré en el mall de Los Trapenses.
Blancos más tipo eurolatinos en el Stadio Italiano o el Stade.
Amarillos asiáticos, un par de coreanos de Patronato y en la rotonda Atenas
capté una pareja de chinos del restaurant picante de la esquina.
Japoneses reclutados en un sushi. Los indonesios, los de Java y los tailandeses
fueron más difícil pero zafé bien con unos cartelitos en la Mahindra y el
Majestic del centro.
...Con los negros la cosa se puso negra…hay tanto tipo de negro por la chucha!
Negros café con leche como de pobla “mi intidí” mmmhh colombiano poh, a esos
les encanta el merecumbé!
Negros súper ocho súper fácil. Con una moneda de quina agarré de veinte diferentes
oscuridades en la estación central.
Los negros azulosos fueron más difíciles, onda namibios o tanzanos…los pacos me
los trajeron de los consulados y listo!
Estaban los negros indios o pakistanís que son como de otro tono de pantone, son
medios morados y ojerosos. Los encontré en Manuel Montt con la Costanera.
A los Judíos les pagué 20 lucas para que subieran, los judíos jasídicos de
trenzas los mandé raptar – nadie los va a echar de menos – árabes y toda la
manga de narizotas las reclutamos en el Estadio Palestino, el Sirio y el
Colegio Arabe.
También encontramos poilinésicos, celtas, irlandeses, centroamericanos, lapones,
kurdos y hasta chiítas.
Así, durante tres días suma que mete parejas al motel recién inaugurado y todos
una vez hecho el check in se iban derechito al bar a pedir pisco sour,
martinis, aperol, espumante, cerveza y a cantar a viva voz en cuello en vez de
ir a tirar…y yo, con cada mina que entraba me quería re morir, pero na ni na.
Toy raja, no valgo ni una callampa.
Me tomo un pisco sour catedral al seco y me quedo mirando el horizonte que está
muy negro y ecapotado con la lluvia.
Le he hecho caso en todo al Presidente, total es el jefe e igual me pagan bien
por sus caprichos asi que para que nadie me guevee finjo que he sido una
persona normal durante tres días seguidos y sigue lloviendo.
Suena el celular. Es el jefe:
-
Qiubo guatón,
¿tenís disponibles unas cuarenta habitaciones?
-
¿Qué?, jefe si me dijo que llenara esta mole poh
-
Pero no tení que ser tan literal poh guatón…no
veís que tengo algunos cuoteos pendientes
-
Pa que vengan a tirar?
-
No cachai nada guatón…van a llover más de dos
meses seguidos….
-
Cha jefe, ¿se imagina la cagadita que quedaría?
-
No si es
cierto weón, así que desocupa las cuarenta piezas que te dije y pon el puente
esta noche tipín diez.
-
¿Van a llegar todos juntos?
-
Oye…nunca leíste la Biblia? Esperanos esta noche
y después cerrai la puerta del motel por fuera por pajarón…chaito
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